Estudio y exposición simultaneos del pensamiento de Nishida Kitaro.

lunes, 19 de enero de 2009

La nada absoluta y el vacío físico:

En este trabajo queremos relacionar dos conceptos: la nada absoluta y el vacío físico. Vienen de tradicciones muy distintas: El concepto de nada absoluta es un concepto tardío en la filosofía de Nishida, aunque se puede intuir ya por todas partes en su primer libro Indagación del Bien. Y el segundo es un concepto de la ciencia contemporánea que aún se está empezando a entender todas sus implicaciones. Nuestro propósito es demostrar que son equivalentes a pesar de la distancia, lo que nos parece que dará un peso suficiente a la filosofía de Nishida como iniciador de una nueva metafísica de carácter discursivo que de cuenta por fin de todo cuanto existe.

Podría parecernos que estos conceptos son irreconciliables, pues parten de lugares muy distintos. Uno se refiere a la perspectiva ontológica de todo cuanto es. Y en otro, en el científico, partimos de una perspectiva óntica de lo que es ahí fuera. Pero esta nos parece una distinción dualista y por tanto, errónea.

El propósito de Nishida siempre fue fundamentar toda su filosofía en un principio absoluto y lo encuentra en la idea de la nada absoluta[i]. Se llama una nada absoluta porque señala que no llega a ser ni deja de ser, y en este sentido, se distingue del mundo del ser objetivo. Esta nada no puede ser abarcada por ningún fenómeno, individuo, acontecimiento o relación con el mundo. No está definida por nada en el mundo del ser que se le oponga. Nishida establece, por ejemplo, una negación de sujeto y objeto, o la negación del yo, pero esta negación es relativa algo dado que se define por oposición a la afirmación de estas cosas.

Estas negaciones, que establece Nishida, no llegan a ser una nada absoluta hasta que no son absueltas de esa oposición definitoria, hasta que no son vistas como un primer paso en la autodeterminación de la nada absoluta. En palabras de Nishida, “en la nada absoluta la negación verdadera es una negación de la negación”. Llamar a la realidad misma una nada absoluta significa que toda la realidad está sujeta a una dialéctica de ser y no-ser, esto es que cada cosa en el mundo está atada a una contrariedad absoluta.

El lector podría preguntarse qué relación tiene esto con la conciencia humana y esta es la significación que nosotros le damos: al ser capaces de ver el ser mismo como nada” permite el despertar de la conciencia humana y el absoluto de Nishida, se vuelve plenamente real. Es una totalidad que es absoluta en relación a toda determinación, y tiene por tanto las características de la no-temporalidad en el tiempo, es decir es un ahora eterno. Es un hecho que la conciencia no está fuera del mundo para observar todo esto desde un punto de vista trascendente. Como cualquier otro elemento del ser está autodeterminada y la vez determinada por lo universal.

Podemos distinguir en la conciencia dos momentos: el primero es un proceso en tanto que ocurre en el transcurso del tiempo. La propia evolución que dice Nishida como formación de la conciencia histórica. El segundo no es un proceso, ya que un proceso es sabido que implica tiempo y en la nada absoluta de Nishida nos encontramos con un ahora eterno, la conciencia se ancla en su propio fundamento que es la nada absoluta de dónde gana su autoidentidad.

Vemos que al igual que con todas las cosas, así con la conciencia absoluta es la nada asoluta la que ha de proporcionar un lugar para su propia identidad. Nishida nos dice que el logro del autodespertar verdadero no termina en la simple conciencia de la realidad como una actividad de la nada, sino que esta autoactualización está expresada paradigmáticamente en la unidad del yo despierto mismo. Es en esta nada absoluta dónde descansan todas las manifestaciones, todas las verdaderas filosofías, cosmologías y cosmogonías. El budismo sostiene que la esencia de aquello que es inescrutable no es objeto de especulación para un verdadero filósofo. Aunque nosotros pensamos que el hecho de tener en la mente la idea de un absoluto como la nada de Nishida nos ayuda en el propio autodespertar como negación de nuestro yo relativo.

Por otro parte el concepto contemporáneo de vacío físico[ii] es de suma importancia hoy en día en el pensamiento científico. Se piensa, en sentido cosmológico, que en el principio antes de los fenómenos que vemos en el universo para un t=0, sólo existía vacío. Este vacío no es ausencia de nada, sino una energía primordial que origina el universo físico. La visión científica lo observa como un completo lleno de potencialidad, la principal fuente de energía, a partir del cual se generan las partículas materiales y la potencialidad de crear partículas con ilimitadas propiedades, con y sin masa, de tal manera que incluso se podrían generar muchos universos. Esta energía del vacío es la forma más potente que crea y destruye partículas materiales.

Desde el punto de vista de la física cuántica, nos encontramos por ejemplo, con que la materia que vemos a nuestro alrededor no es “sólida”, es decir, no está determinada. Nuestro Universo está hecho de vibraciones; por lo que el espacio, el tiempo y nosotros, nunca reposamos, nunca dejamos de sintentizar, y también los objetos permanecen en constante síntesis. En aceleradores de partículas hemos demostrado hoy en día que las partículas pueden venir a la existencia espontáneamente del vacío y desvanecerse de nuevo en el vacío.

El vacío físico contiene todas las formas del mundo de las partículas, es un pleno energético. Estas formas, a su vez, son transitorias del vacío fundamental. Esta transformación conceptual ocurrió a partir de la idea de Einstein de relacionar los campos gravitacionales con la geometría del espacio, y se acentúo aún más cuando la teoría cuántica y la teoría de la relatividad fueron combinadas para descubrir los campos de fuerza de las partículas subatómicas. En estas teorías del campo, la distinción mecanicista entre las partículas y el espacio pierden su fuerza original y el vacío pasa a ser la entidad dinámica de mayor importancia. En palabras de Einstein “la teoría no es atómica en sus fundamentos, pues en definitiva opera con funciones de onda continuas del espacio”.

Este es el resultado definitivo del principio de Heisenberg. Hablamos de un campo cuántico que puede tomar la forma de cuantos o partículas, capaz de describir todas las partículas subatómicas y sus interacciones, correspondiendo cada tipo de partícula a un campo diferente. El campo cuántico es considerado como un medio continuo que está presente en todas las partes del espacio. Ejemplo “Una partícula como el electrón, es simplemente una pequeña zona de un campo eléctrico, dentro del cual la fuerza del campo asume valores enormemente altos. Tal nudo de energía se propaga a través del espacio como una onda de agua sobre la superficie de un lago; no existe una substancia de la que pueda decirse que el electrón está compuesto en todo momento.

Este campo vacío es verdaderamente un vacío vivo que pulsa constantemente con ritmos de creación y destrucción. Es un vacío que en esencia posee un potencial creativo infinito.

En la tradicción budista, en la que Nishida estaba iniciado, llaman al vacío Sunyata, y para ellos es la única realidad. En el sutra del corazón nos encontramos con la siguiente afirmación “Shiki fu i ku, ku fu i shiki” (los fenómenos se vuelven vacío, el vacío se vuelve fenómeno). Y con un poco más de detalle vemos, que la naturaleza de los cinco agregados de conciencia, sensación, percepción, pensamiento, actividad, conciencia tienen su fundamento en esa nada absoluta de la que nos habla Nishida. Un diagrama muy sencillo para entender esta idea metafísica sería el siguiente:


Volvemos a la idea de la autoformación histórica. Las cosas emanan del vacío, de la entidad absolutamente contradictoria, las cosas son con su opuesto y devienen de la propia autrocreación del vacío.

En relación a la conciencia Roger Penrose [iii] sostiene que el origen de la conciencia se da a un nivel fundamental en nuestro cerebro, tan fundamental que sería partícipe de los fenómenos cuánticos, que a nuestro entender no son distintos del vacío. Pues todo cuanto existe tiene origen en este vacío que es trascendente e inmanente a la vez. Entramos en el terreno de la especulación científica y ese no es nuestro propósito, pues consideramos que la ciencia contemporánea ha llegado a un límite infranqueable, donde necesariamente debe abrirse a esta idea metafísica(la nada absoluta) con el objetivo de seguir avanzando. Una vez superado el dualismo, nos encontramos en el mismo lugar, en el vacío, dónde residen todas las cosas que devienen por oposición.

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La nada absoulta y el vacío físico:i Heisig, J. W, Filósofos de la Nada: Un ensayo sobre la escuela de Kioto, Editorial Herder, Barcelona
ii Cristian Contreras Radovic , La teoría del Big Bang y la doctrina de Nagarjuna: El vacío o Sunyata como síntesis ontológica de todo cuanto existe, Tesis Doctoral de filosofía de las ciencias, Universidad autónoma de Barcelona,. Febrero 2004
iii Penrose Roger, Las sombras de la mente: Hacia una comprensión científica de la conciencia, Crítica, 1994
La nada absoulta y el vacío físico:La nada absoulta y el vacío físico:

viernes, 16 de enero de 2009

¿Qué es el zazen?


por Maestro Kosen

Qué es el zazen y qué es el despertar?

Imaginen que trazan contorno de sus siluetas con un pincel.

Partiendo de la cima del cráneo, desciendan por el lado derecho de la cabeza, den la vuelta por la oreja, bajen a lo largo de la mejilla, el cuello, el contorno del hombro hasta el brazo, el antebrazo, la mano, den la vuelta por los dedos. Dedo meñique, anular, mayor, índice, pulgar, para volver por adentro del brazo, doblando en la axila. Pasen luego a lo largo del tronco, bajando por el lado exterior de la pierna, el pie y suban por el interior de la pierna, hasta el sexo, luego vayan por el lado interior de la otra pierna, el tobillo, el contorno del talón, los dedos del pie, y suban por el lado exterior de la pierna, por la cintura, las costillas. Vamos a pasar por la axila izquierda, por el interior del brazo, por el pulgar, los dedos, y volver a subir por el lado exterior del brazo izquierdo, la muñeca, el codo, subiendo por el hombro, el cuello, la mejilla, luego la oreja y vamos a reencontrarnos en lo alto de la cabeza. Habremos hecho el contorno del límite de nuestro cuerpo.

¿Entonces qué es el zazen? Es el comportamiento de lo que se encuentra dentro de esta línea que trazamos, y también su relación con lo que se encuentra fuera de ella. Una línea está hecha de puntos: mil millones, 2 mil millones. Entonces cuando la gente diga: "Ha! Haces zen, ¿qué es el zen?" Entonces van a describir un punto. Evidentemente aquel punto, forma parte de la línea que hace al contorno de nosotros mismos, pero es solamente un punto. Van a, sin embargo, decir que el zen es esto. Por otra parte la manera en que practican es así. Practican siempre un punto, que, por cierto, forma parte de la línea, pero es sólo una parte ínfima. Hay quienes, por ejemplo, no pueden dejar de cerrar los ojos, retorcer la cabeza o mover el hombro y estar en la especificidad de un solo punto de la línea.

El Maestro Deshimaru lo repetía incansablemente: "el zazen no es una condición especial." Entonces nosotros, teníamos veinte años, nos gustaba mucho beber, fumar, tomar trips. "Ha! ¿No es ninguna condición especial? ¡No es divertido!" Deshimaru a menudo decía: "A Stéphane le gustan las condiciones especiales." Entonces decía: "el zen es la vuelta a las condiciones normales." Entonces era todavía peor porque para nosotros lo normal era muy aburrido; esto quería decir seguir a esta banda de imbéciles que definieron lo que es lo normal, lo que resulta una cagada. Pero si se define la condición normal, esta misma condición normal se convierte en una condición especial. ¿Me siguen? Pues no había comprendido qué eran las condiciones normales de las que hablaba Deshimaru. Las condiciones normales no son una condición especial. A veces, para ayudarnos, el Maestro Deshimaru decía: "Son condiciones originales."Así, esto me gustaba más, ya.

Entonces cuando ya han practicado treinta o cuarenta años de zazen, digamos si practican una o dos veces al día, 365 multiplicado por cuarenta multiplicado por dos, esto da 30.000 puntos, el conocimiento de 30.000 puntos de zazen específicos. Pero 30.000 puntos es todavía insuficiente, se dice que bodhidharma habría practicado 90.000 puntos de un solo golpe: nueve años frente a la pared… todos estos puntos que son parte de la línea que define a la silueta de este cuerpo. Ciertamente quedan muchos otros por conocer ya que el punto no tiene espesor sino que existe en tanto que punto como existen condiciones especiales, es infinito.

Pero esto todavía no es el verdadero zen del Maestro Deshimaru, aunque todas estas condiciones especiales están incluidas en la condición normal.

Es en esto que insisto en el hecho de que el zazen último es el que reconcilia totalmente la vida ordinaria y el nirvana, y esto lo dijeron los Maestros. Es difícil de comprender, pero lo dijeron. Es el que reconcilia las condiciones diarias de vida ordinaria con lo más profundo. La postura es natural, la respiración tranquila, los ojos están abiertos… es como si estuviéramos sentados en el autobús. Cuál es la diferencia. Dónde está la diferencia. El Maestro Dogen lo explica en el Fukanzazengi, donde dice una frase muy importante: "giren su luz hacia el interior." ¡Solamente esto! Cuando se gira su luz al interior -no puedo decirles cómo pero se enterarán de esto haciendo za zen- cuando se gira la luz al interior, entonces el mundo interior y el mundo exterior no están separados, todo se vuelve el espíritu. Todo se unifica.

Pero esta línea famosa ¿quién es el que hace el contorno de nuestro cuerpo, delimita el interior o el exterior? ¿O es que son los verdaderos límites de nuestro ser?

jueves, 15 de enero de 2009


“Como ya dije, la unión de las conciencias de dos personas y la unión de la conciencia de ayer y de la conciencia de hoy en una sola persona son la misma. El primer par parece unido indirectamente desde afuera y el segundo, directamente desde adentro. Si consideramos ambos pares unidos desde afuera, podemos sostener que la conciencia presente y la conciencia pasada de la persona están unidas por signos como las sensaciones internas, así como las conciencias de varios individuos están unidas por signos lingüísticos y de otra índole. Si consideramos ambos pares unidos desde adentro, podemos sostener que las conciencias de varios individuos se unen directamente a causa de un solo fundamento en común.

Según he dicho ya varias veces, el llamado mundo objetivo no cobra existencia independientemente de nuestra subjetividad, pues la fuerza unificadora del mundo objetivo y la fuerza unificadora del la conciencia subjetiva son idénticas; el mundo objetivo y la conciencia se establecen de conformidad con el mismo principio, por esa razón podemos comprender el principio fundamental y constitutivo del universo, es decir, por medio del principio que está en el interior del yo. Si el mundo fuera algo diferente de la unidad de nuestra conciencia, nunca podríamos entrar en contacto con él. El mundo que podemos conocer y comprender está establecido por una fuerza unificadora que es idéntica a la fuerza de la conciencia.[i]


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[i] KITARO NISHIDA, Indagación del Bien, p. 106

martes, 13 de enero de 2009

entrevista al maestro kosen

lunes, 12 de enero de 2009

4.

imagen: Jacek Yerka

Contraste de seres de contrastes. Todo está vivo, pero en nuestra ideología sigue habiendo un grave problema de interacción. Una lógica de la negación equivale a una lógica de lugar. Cuando Nishida, en Indagación del Bien, se refiere al sentido del tacto (shokkaku) como probablemente el más importante de los sentidos, universal, es por ser el más inmediato y más básico reflejo de interacción con el ambiente. Son los espacios los que posibilitan las acciones.

Transgredir el lugar. Volver al presente del que nunca salimos. Casi parece una frase de consuelo. Nuestra visión tan obtusa del tiempo es el espectáculo mismo de vivir. Las perspectivas encajonadas en ciclos de siete o diez años, como si ese “paso de un concepto a otro” supusiese todo un reto. En nuestra esta sociedad, que pasó de comprar rosarios a adjetivos en cajas de jabones, el criterio oriental cae de lleno en nuestra relación con las palabras, nos apunta a que poca diferencia hay en las bases actuantes de nuestros distintos departamentos. Nos hace ineptos en nuestra organización por la misma base.

El presente es el presente absoluto” significa que el sujeto religioso, como autodeterminación del presente absoluto, es libre por trascender las causalidades abstractas del aquí y ahora concebidos en términos de sujeto gramatical o del predicado. Incluso el conocimiento científico, el pensar abstracto del sujeto, se basa en esta libertad. “El presente es el absoluto presente” es la paradoja de Dios; el sujeto refleja al absoluto como autorreflexión existencial del absoluto presente. Yo mantengo aquí la relación el tiempo y el logos eterno, discutida por Tillich en su Kairos un Logos, debe ser concebida también en estos términos. Ambas ciencia y moralidad, tienen aquí su base en la forma religiosa de vida.[i]

Nuestra inercia hizo que las palabras fuesen nuestro lugar. Asimismo, ésta se construye dentro de su propia red de pensamientos ya pensados, arrastra conexiones difíciles de superar, fruto de operaciones vividas tan sólo verbalmente, denominadas prejuicios. No asusta la frase de que nuestra sociedad vive en un blabling incesante, ni asusta tampoco la idea de que interpretemos muchas veces el mismo guión, en contextos similares, como las que surgen en épocas de exámenes, cumpleaños, funeral. Ni debería parecer patológica la velocidad con la que somos bombardeados por spots publicitarios, ¿o sí? No vayamos a decir que estamos alienados, funcionando como pilas para la reproducción de palabras, porque nos estemos haciendo de ellas. Es la actividad unificadora que mantiene el símbolo vivo.

Luchas de autoridades para explicar lo mismo. ¿Quién organiza ese conocimiento que parece autodeterminarse sólo? Se hace callar por unos instantes la intrigante pregunta sobre “quién explica” o “cual es la mejor fuente”; respuesta que va adaptada al gusto de nuestra angustia. Las palabras son comprendidas en la inmediatez del tacto. Conviene ser cautos a fin de no caer en una mera satisfacción conceptual; tanto tienen que ver con el tono de las respuestas, como con la novedad de la información. Los memes valen como moneda. La moneda es una unidad de información, valor, que sale de la nada, y que significa deuda – ya que, con billetes se decoran paredes de bares y poco más. Comprendidas por el tacto, significa decir que cada órgano vibra con la música. Con el acuerdo con otros “yoes”. Las palabras pactan mutua atención, piden préstamo.

Nishida nos apunta al error de considerar el Ser como derivado de lo conceptual. No hace más que reflejar nuestro problema de siempre. Henry Lefebvre, que se encontraba más cerca del ojo del huracán, narra la misma tensión que sentía nuestro filósofo zen en el entrenamiento de su atención: "si el ser es lo que es y jamás otra cosa si toda idea es absolutamente verdadera o absolutamente falsa las contradicciones reales de la existencia y del pensamiento se encuentran excluidas de éste. Lo diverso y movedizo de las cosas y de la conciencia es abandonado a la dialéctica en el antiguo sentido de este término: a la discusión sin rigor, al juego del sofista y del abogado que pueden a su gusto alegar en pro o en contra. Definido por la identidad, el pensamiento es al mismo tiempo definido por la inmovilidad. De donde surge un nuevo conflicto entre la estructura del entendimiento y la movilidad, entre la coherencia del pensamiento claro, y las diferentes polaridades y fuerzas cambiantes de la experiencia real. La Razón se sitúa fuera de lo real, en el ideal. La lógica se vuelve la preocupación por un ser ficticio, el pensamiento puro, al que lo real parecerla impuro. Recíprocamente, lo real se encuentra desterrado a lo irracional, librado a lo irracional."[ii]

Nishida apunta a que no hay contradicción entre pensamiento y realidad, una vez la contradicción es unidad. Lo desconocido se hace presente en mi base intuitiva, existe antes de que nazca de una sinergía, de mi situación ante él, es para-mí. Hacemos idea de la nada, porque es genuina creación. Lo irracional al que se refiere Lefebvre, enganchado al armazón de conceptos que la filosofía trata de disolver -ya que encasilla el problema de modo casi pesimista en "lo irracional"- denota el proceso creativo de una atención direccionada. ¿Hacia adónde? A los aplausos, más que a la experiencia misma. Se discute en los bastidores quién firma el lienzo. Quién se adueña de este pensamiento inmóvil. Ser la patente de una idea es más loable que ser propio ejecutor de mejorías. Por eso se deprimia Platón. Creer que uno se adueña de una idea es excluir la participación ajena y por ende negar la esencia misma de la información, que es difundirse y abrir túneles. El que esté inmerso en esta creencia no cuenta con la posibilidad verse propiedad, marioneta, de las mismas. El pensamiento inmóvil subsiste, es un parásito, de nuestra energía vital.

Se encuentra el filósofo, pues, con el silencio de lo invisible, que le lleva a la alegría del fracaso de una realidad irreal, y atónito se queda. Fracaso asumido francamente, por aquél que se da cuenta de que lo mejor que puede decir, es que nada puede decirse (a sí misma); y qué es lo que pasa cuando se transciende la garganta y se incorpora por fin la gran Comprensión, al sí mismo de la Naturaleza. Humanidad de Budas. Alegria, por otro lado, de aquél que entiende todo decir es inédita-repetición. Por esto "avanza". Nuevo y viejo, pasado-presente. El futuro, voluntad. Al ritmo de nuestra realidad inventada, el problema sujeto-objeto está anclado en nuestra mala comprensión del tiempo, nuestra prisa, y necesidad impetuosa de predicción. Predicción que es sentida, intuición activa, es experiencial; para que tenga carácter general tendrá que ser sentida colectivamente. Nuestra angústia es el eterno mirar hacia adelante, o hacia trás -cómo si de una película se tratara- y averiguar cómo le sienta a su estomago la história cuando recuerda que lo único que hay es el instante. A la vez, cómo se resiente este órgano si la historia vivida no se corresponde con el lienzo inutilmente dado por acabado por su ego. Fotografía de un quiasmo.

En la tradición oriental ordenada, la práctica orienta la construcción teorica pero en un sentido individual, y es el miedo sosegado el único responsable de que se produzca el proceso inverso. Cada órgano del cuerpo tiene un sonido asignado, pues cada uno es una inteligencia, tiene humor. Desde la visión orientadora del tacto, universal, es que queremos presentar los fragmentos a continuación; como inmediatez, lleva a la toma de conciencia de nuestra unidad, que, sumada a la perplejidad de las indagaciones religiosas, hacen ver que el andar de la mente humana va instigado por la voluntad construida, y, contrapuesta a ella, los imperativos.

***

“¿C
uál es entonces la naturaleza del sí mismo personal? ¿En donde identificamos su esencia? Si se interpreta que es una sustancia objetiva, se convierte en una criatura de mero instinto. Nuestro verdadero sí mismo no puede encontrarse ahí. Por eso he indicado anteriormente que el sí mismo ha de captarse más bien en la dirección noética donde el plano del predicado trascendental constituye al sujeto gramatical dentro de sí mismo. Para decir esto en referencia a la vida concreta, el vector temporal del mundo incluye dentro de sí mismo su dimensión objetiva y espacial. Y lo que se determina a sí mismo infinitamente en esta forma de expresión dinámica es el acto de la conciencia.

En términos de esta lógica del predicado, la naturaleza del sí mismo es racional, como auto-determinación del plano mismo del predicado. La autonomía subjetiva del sí mismo es definible entonces por la fórmula kantiana: seguir la ley moral por sí misma. Sin embargo, cuando se concibe el sí mismo en estos términos meramente formales, este sigue siendo la auto-determinación meramente de un universal abstracto: el sí mismo de una no-persona y de cualquier persona. Un sí mismo que meramente sigue la máxima del deber por el deber no posee una individualidad única o una realidad propia. Sería meramente un ser abstracto. La actividad consciente de tal voluntad formal no tendría sentido concreto, porque de ella no podría emerger nada particular o individual.

Digo, por tanto, que no puede haber actividad real meramente en términos trascendentales. El imperativo moral aquí se convierte en algo así como pensar idealmente. No se registra una decisión concreta, ni la forma de una experiencia real en la que el sí mismo consciente se niegue a sí mismo, y ya se trascienda a sí mismo. Por eso mantengo que sólo el acto de sí mismo se ve como vector de la creatividad del mundo histórico puede ser realmente una actividad consciente.

Desde este punto de vista de la creatividad histórica, incluso el pensar conscientemente es un vector configurador del mundo. El sí mismo práctico que decide concretamente no es meramente racional en el sentido trascendental. Existe por ser capaz precisamente de no seguir la ley moral por sí misma.[iii]

***

“Es la conciencia religiosa misma la fuente de nuestra lucha con el problema de la religión. El sí mismo no sufre acerca de algo que meramente lo trasciende, algo externo a él. Sufre por lo que concierne a su misma existencia, a su misma vida. A medida que reflexiona más profundamente sobre su propia vida, más agoniza acerca de la cuestión religiosa. Ahora bien, la conciencia moral trasciende esta dimensión total de la toma de consciencia existencial. Podemos decir que trasciende al sí mismo desde dentro de sí mismo; hasta tal punto las angustias de la conciencia pueden sacudir al sí mismo en un nivel hondo. No hay manera de escapar a las angustias de la conciencia. Esta angustia moral es también inevitable. Sin embargo, el sujeto mismo permanece en su propia angustia. Además en la medida en que es racional, seguirá sufriendo en su conciencia.[iv]

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"La naturaleza vista como realidad verdaderamente concreta no cobra existencia sin una actividad unificadora. Por eso la naturaleza también posee una especie de yo o de sí mismo. Las varias formas, variaciones y movimientos que exhibe una planta o un animal no son meras uniones o movimientos mecánicos de la materia; como cada una esas formas y movimientos tiene una inseparable relación con el todo, cada una debería considerarse como la expresión del desarrollo de un sí mismo unificador. Por ejemplo la boca y otras partes de un animal tienen todas una estrecha relación con el objetivo de la supervivencia, de manera que no podemos comprender su significación si las consideramos separadas de esta circunstancia. Al explicar los fenómenos de plantas y animales debemos suponer la existencia de una fuerza unificadora de la naturaleza. Los biólogos explican todos los fenómenos de los seres vivos desde el punto de vista de los instintos de vida. Y esta actividad unificadora se encuentra no sólo en los seres vivos, sino que está presente en cierto modo hasta en cristales inorgánicos, y todos los minerales tienen una particular forma cristalina. El sí mismo de la naturaleza, es decir, su actividad unificadora se hace más claro cuando pasamos de los cristales inorgánicos a los organismos como plantas y animales (donde el sí mismo aparece primero como espíritu).[v].

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[i] Pensar desde la Nada, p. 78
[ii] Le Materialisme dialectique, p. 12
[iii] Pensar desde la Nada, p. 53
[iv] Ibid, p. 64
[v] Indagación del Bien, p. 114

domingo, 11 de enero de 2009

3.

[Jacek Yerka's art]

Filosofía no tan sólo es definir. No se trata de algo meramente conceptual. Como podemos comprobar en los conturbados desajustes en la historia de la Filosofía de la Ciencia, se hace imposible "medir con palabras". Desajustes que como consecuencia, suscitaron largos debates sobre el lenguaje, bien como el de cómo medimos, que engloba consigo el papel de la verdad. En este momento Filosofía se convierte en un amplio concepto -como puede ser el de Metafísica- y con la particularidad de que esta pretensión de actitud de explicación de la vida es dada discursivamente mientras se vive. En términos de Nishida, es formada y formante. Un debate de debates.

El pensamiento, por cierto, ocupa lugar en el espacio. La ciencia pide verificación pero no puede verificar la verificación. No puede definir la definición, mientras “la mente vive asentada en el lugar de la nada”. No tratamos, en este post, meramente de señalar una contraposición de discursos, sino más bien compartir un breve panorama del duelo teórico al que el autor asistía de lejos y que le hizo superar las dicotomías desde su misma genesis, logrando acuerdo.

Kitaro se sitúa en el cierne mismo del problema “problema”. Lo hace partiendo de la consciencia, en la que es el Error su motor: “Cuando decimos que tenemos consciencia, es porque el yo se ha superado a sí mismo. Pero una verdad tan evidente como esta, no tendrá lugar en un pensamiento que, según la lógica de los objetos, entienda la subjetividad como sustancia. Por el contrario, en el mundo de la identidad absolutamente contradictoria, que un mundo se ponga frente a otro mundo significa que una perspectiva del mundo se pone frente a otra”.[i]

Da el testimonio de un Japón en plena militarización, delirio con las cosas, grandes discursos, grandes iniciativas. Es inevitable e imposible dejar un legado fuera consonancia con su lugar y tiempo -de hecho pide para ser comprendido así- en donde la comprensión más urgente es la de nuestra comprensión-expresiva, situada en presente, para que pueda haber una verdadera comprensión histórica. Como dice en los ensayos Pensar desde la Nada, su teología “es la matriz existencial de la historia misma”[ii]. Como crítica, es un importante golpe a la lógica objetiva y materialismo dialéctico. En un nivel más sutil, un acuerdo entre idealismo y materialismo.

En su lectura encontramos, pues, acuerdo, unificación, entre pensamiento, lógica, religión y moral e historia. Nos apunta al error de, como procedimiento, “tratar de pensar lo concreto a partir de lo abstracto”, precisamente en una época de objetivismo. Y en donde, paralelamente, la propia abstracción se enfrenta a un problema similar, con la teoría de tipos, o la teoría de números, el problema de la autorreferencia, o qué es la demostración.

Para Nishida, “la materia que es objeto de las ciencias naturales es inerte no porque no pueda moverse sino porque no tiene formatividad expresiva: y la materia que no tiene formatividad expresiva no pasa de ser [una materia que ha sido] pensada. Nishida caracteriza la materia (busshitsu) en las ciencias naturales "como um mero objeto del pensamiento". De este objeto de pensamiento no resulta la vida”[iii].

Veamos el occidente. El artículo de Gödel, publicado en 1931, hace caer en el desinterés los Principia Matemática de Russell y Whitehead, y ofusca además, el proyecto de Hilbert de reducir las matematicas a la aritmética, es una buena postal. El Teorema de la Incompletud hace patente el problema de la autorreferencia en una jerarquía de sentidos. Demuestra que cualquier sistema que permita definir los números naturales es necesariamente incompleto, contiene afirmaciones que ni se pueden demostrar ni refutar. Incluso en este “ataque al corazón” de la abstracción, se siente como nunca, el problema imponerse una unilateralidad. El problema de la verificación lleva consigo el de la observación. “Ver” adquiere un significado mucho más amplio.

Ver es el hacerse mismo. “En el Zen se habla de ‘ver en el interior de la propia naturaleza y convertirse en naturaleza búdica’. Ver no significa aquí ver algo externamente como un objeto. Tampoco significa ver un yo interior por introspección. Porque el sí mismo no puede verse a sí mismo, así como el ojo tampoco puede verse a sí mismo. Y, sin embargo, esto no quiere decir que tampoco podamos ver trascendentalmente la naturaleza búdica. El “ver” del Zen significa un vuelco absoluto del sí mismo. Tiene por tanto el mismo significado que alcanzar la fe religiosa".[iv]

En Nishida, no es que "se mezclen" los conceptos, sino éstos van de la mano en la cultura en la que nos situamos. El futuro lector de Kitaro no deberá extrañarse si se siente demasiado a gusto. No concibe una teoría del conocimiento o una metafísica departamentadas, tampoco hace una cansina dialéctica de la discusión; la lógica sunyata lleva un paso más allá: hace visualizar la permanente actividad creadora, autolimitadora, constante inconstancia, punto en que se encuentra con Heráclito. Hay pues, constante autorreferencia a traves de la autonegación. Todo sale de la Nada y vuelve a la Nada, por lo que en su discurso no queda pieza sin encajarse:

"Aun el conocimiento científico es realmente tal no sólo por el método ni sólo por la lógica científica sino, basicamente, porque el conocimiento físico y, en general, el conocimiento científico es "autoexpresión de la materia misma en el mundo de la historia". En ese sentido podemos comprender el papel de la corporalidad histórica como "órgano de la ciencia", que mediante la intuición activa aprehende las cosas en una situación dada del mundo historico.”[v]

Un discurso tridimensional. Partir de lo abstracto a lo concreto equivale a dar a las palabras más valor que su contenido, la vida misma. El lenguaje, dice Nishida, es el basho, el lugar, en donde se da la expresión verbal. El Zen aconseja no confundirlas. En términos de significación, compartimos símbolos que han de ser previamente experimentados, por lo que el significado de la expresión verbal, engloba el mundo entero, el mundo vivido y viviente. Pero buscar dictar su significado, parece ser en esta lógica, el camino corto.

Desde el punto de vista del acto del juício, el mundo, en cuanto sujeto, aparece determinado temporalmente –del modo como Spinoza entiende el mundo de las sustancias- mientras que, en cuanto predicado, el mundo se presenta como misma autodeterminación del lugar –de modo similar al mundo la lógica a priori en Kant-. El sujeto, en cuanto autodeterminación del predicado –autodeterminación del predicado universal-, es objetivado.”[vi] Pero es relativo, y lo relativo en relación con lo absoluto, se reduce a la Nada.

Es en el arte, para él, en donde se da total unificación sujeto-objeto, ya que lo que se expresa es lo expresado. Hay en el arte genuina autorreferencia, inherencia viva. La expresión se da en los movimientos corporales, y el desarrollo dialéctico es actividad creativa. Es porque todo es igual que todo es distinto: las ideas van asociadas, buscan adecuación, y cuando lo hacen afirman que niegan lo que afirmaban antes. Así avanzamos.

No parece ni siquiera sospechoso que, cuando dos cosas se nos aparecen comparadas sin nuestra voluntad y una de ellas nos atañe, nos de la sensación de desacuerdo? Cada vez que comparamos, ¿no estamos, más bien, forzando una disociación de lo idéntico? ¿No buscamos acaso -con nuestro sistema económico recién fracasado-, una suerte de identidad diferenciada que recuerda al sonado llega a ser lo que eres? Y por último, ¿no habrá ido a pique el sistema capitalista por dejar que los mercados “flotasen” –sin lugar- con la magia financiera?

Lo espacial consciente o espacio-temporal, en cuanto identidad de los contrarios, se refleja dentro de sí mismo, y es a esta perspectiva a lo que solemos denominar nuestro yo. A partir de esta perspectiva el mundo consciente adquiere un orden. El acto consciente tiene siempre una orientación temporal. Auto-expresándose se define –el pasado se define en el futuro, el futuro en el pasado, el presente en el presente mismo- y esto lo hace siendo siempre consciente de su objetivo. Nuestro mundo consciente es una identidad espacio-temporalmente contradictoria, en la que lo interior define lo exterior y lo exterior define lo interior, en la que el yo expresa en sí al mundo y es a la vez punto formante de la expresión del mundo. Para que haya expresión debe haber reciprocidad: del otro al yo, del yo al otro. Llamamos nuestro yo a la perspectiva o reflejo del yo en sí mismo.”[vii]

Así no queda difícil entender que porque una cosa es igual a la otra es que todas son distintas, la unicidad de lo múltiple. La aclaración de la lógica por parte de Nishida, constituye la base de su pensamiento. Sin lugar a displicencia con las palabras, estamos ante un discurso sobrio que asume que “del ser que es pensado no puede surgir el ser que piensa”[viii], y no hay nada que encontrar en él. El autoconocimiento conlleva sistematica autoignorancia. Las teorías van negándose sistematicamente por la práctica.

Afirma que los malentendidos, en suma, “se introducen (...) cuando a lo que se concibe mediante una lógica objetiva se le atribuye de forma dogmática un estatuto metafísico como realidad de sí. Los malentendidos surgen por cosificar el concepto. En este punto me adhiero a Kant.”[ix]

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Todo se juega otra vez en término 'comprensión', en la lógica actual. ¿Es posible, por ejemplo hablar una Inteligencia Artificial digna de llamarse así?

Hoy, lo que se hace esencial en Inteligencia Artificial es la representación del conocimiento. La forma en que es representado un dominio se sustenta grandemente en el modo en que este dominio es “comprendido”. Un programa que se limite a dar salida impresa, en un orden preestablecido, a teoremas de TNT, carecería de toda comprensión de la teoría de los números; un programa como el de Lenat con sus estratos adicionales de conocimiento, puede merecer que se lo considere poseedor de un sentido rudimentario de teoría de los números; y un programa que incorpore el conocimiento matemático a un contexto amplio de experiencia del mundo real probablemente sea el más capacitado para “comprender”, en el sentido en que nosotros creemos que lo hacemos. Esta representación del conocimiento es la cuestión esencial en IA.[x]

Y aunque a veces creamos lo contrario, la comprensión del zen al problema pensamiento-lenguaje en absoluto pasa desapercibida al pensamiento abstracto. Ellos mismos comentan:

La esencia del dualismo, según el zen, consiste en palabras: meras palabras. El empleo de palabras es intrínsecamente dualista, ya que cada palabra representa, muy obviamente, una categoría conceptual. En consecuencia, uno de los aspectos principales del zen es su pugna contra la confianza en las palabras. Para combatir el uso de palabras, uno de los mejores recursos es el koan, donde aquéllas son tan profundamente violadas que el pensamiento queda poco menos que tambaleándose, si el koan es tomado con seriedad. De manera que quizá sea erróneo decir que el enemigo de la iluminación es la lógica; antes bien, lo seria el pensamiento dualista, verbal. En realidad, el enemigo sería algo más elemental aún: la percepción. Ni bien se percibe un objeto, se traza una línea entre éste y el resto del mundo; se divide el mundo artificialmente, en partes, y como resultado, se extravía el Camino.

Koan:

Shuzan puso la vista a su corto cayado y dijo: “Si llamas a esto un corto cayado, te opones a su realidad. Si no llamas un corto cayado, ignoras los hechos. Entonces, ¿cómo tendrías que llamarlo?[xi]

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[i] KITARO, NISHIDA. Pensar desde la Nada, p. 29
[ii] Ibid, p. 58
[iii] ZAVALA, A. J., Filosofía social de Nishida Kitaro – 1935-45, p. 136 – google.books
[iv] Pensar desde la Nada, p. 77
[v] ZAVALA, A. J., Filosofía social de Nishida Kitaro – 1935-45, p. 139
[vi] Pensar desde la Nada, p. 41.
[vii] Ibid, p. 29
[viii] Ibid, p. 31
[ix] Ibid, p. 67
[x] HOFSTADTER, Douglas R. Gödel, Escher, Bach, p. 683
[xi]. Ibid, p. 280