Estudio y exposición simultaneos del pensamiento de Nishida Kitaro.

domingo, 7 de diciembre de 2008

2.

[ Yerka's labyrinth]

Filosofía universal

Tic-tac.

“El pensar es la respuesta de la conciencia a una imagen mental, y la imagen mental es el primer paso del acto de pensar: pensar e imágenes mentales no son cosas separadas.”[i]

Vinimos con la promesa de contrastar las bases de nuestra ciencia-occidental-teórica, con la metafísica de la Nada de Nishida Kitaro. Al ser una dinámica completamente contradictoria, esto nos suscitó especial interés inmediato, ya que tal propuesta al provocarnos la risa, nos hizo concluir, que esto debería ser algo tan “bueno” cuanto el acuerdo. ¿Qué puede aportar Nishida Kitaro a nuestra visión de la ciencia occidental? Todo y nada. Depende de cuanto usted quiera a esta Ciencia. ¿Qué puede aportar a nuestra visión de la ciencia, una nueva visión de conciencia experiencial integral? Bueno, esto es otra historia.

Más que repetir sistemáticamente un contexto con una serie de datos y conceptos perfectamente ordenados, queremos transmitir un mensaje. Más que embriagarnos de conceptos abstractos, seductores por la cantidad de memes coleccionables en los que la mente, de cierta forma, encuentra buenas recompensas en esta realidad de millones de síntesis por segundos –porque aún pensamos en términos de segundos, pero no pensamos en cuándo el concepto quedará corto- queremos decir lo que hemos averiguado.

De modo que trataremos a la erudición que nos mentecapta, la que nos hace más rigurosos y menos creativos, apretándonos el nudo de la corbata, poniéndonos en la potencia para repetir el curso muchas veces, incluso durante décadas, de manera sensata. Ella es a la que invitaremos a bailar por unos instantes, si se deja. Al fin y al cabo, no vayamos a ser incordiosos con quien siempre trató de tener todo limpio y conservado. Compartimos, con todo, la idea de que la enseñanza es inherente a la vida. Sabemos que el maestro –à la griega- no promete resultados, pero tampoco garantiza evitar el olvido de sí mismo al que puede caer, al perder la percepción de ambos movimientos de la esfera –rotación y traslación- por situarse en una maquinaria “perpetuada” que detiene la información, la afirma. Como futuros maestros trataremos pues, de no convertirnos en esclavos de nuestras opiniones desactualizadas, sin miedo a equivocarnos y arrepentirnos, propiamente porque debe de ser tremendamente aburrido tener la misma opinión -à la griega- toda la vida. ¡Con todo lo que podemos cambiar!

Para empezar hagamos un pequeño ejercício visual. Ahora es usted una esfera. Una esfera donde los límites son su certezas, lo demás, su negación, vacío, esencialmente, lugar. Como el movimiento de la Tierra alrededor del Sol. Somos esta burbuja de reflejo, llamada mundo. En ella están todo los elementos, todas sus percepciones, y en ella se refleja todas sus certezas. En nuestro mundo hay “todo lo que hay”, todos los elementos, miles de árboles, una Compostela única, también São Paulo, o París. Hay aquí toda una suma de experiencia que no va en discordancia con a la intuición, ya que puede usted “sentir” Tokio, sin que haya experimentado este lugar de primera mano, puede prever sus futuras emociones, sus futuras confrontaciones con la realidad. Es usted tan planeta como el planeta.

Su mente funciona, visualmente, en coordinadas espaciales, en ellas burbujan todos sus pensamientos que provienen de la experiencia del cuerpo. Yin, yang. Sitúese usted donde quiera. En la esfera grande, la de la visión y la percepción del espacio que es usted, o en la del centro, la de las certezas que lo definen y le aíslan en el espacio contradictorio. En la afirmación o la negación. La unilateralidad es el precio de la razón humana. Es la experiencia de la esfera compartir su negación.

La enseñanza de la lógica sunyata es lo que señalaremos como correspondiente a la mejor traducción para la comprensión de los problemas conceptuales derivados de la nueva percepción de la realidad que asume la física cuántica actual. En un sentido individual, nos referiremos cuántas veces sean necesarias, a la práctica del zazen, y cómo ésta ha influído nuestro autor. Trataremos con ello, de abrir un discurso que nos aparte de la miopía. Propondremos un viaje a esta realidad íntima del movimiento de la naturaleza, a la que siempre aspiró el conocimiento humano: la comprensión de la comprensión, la conciencia de la conciencia. Un viaje que aspira hacer parte de una auténtica filosofía de la visión, Ser espacio fértil.

Burbuja.

Cada certeza que usted tiene, cada buena intuición que define, elimina tantas otras en el repertorio creando una buena o mala tensión, que hace que sigamos sosteniendo tal pensamiento, tal idea, o la inhibamos. Quizás, por ello mismo la más conocida de las ideologías y estandarte de las certezas, se hizo con el prefijo “epi”, durante siglos, que como se sabe significa “sobre”, “plenitud”. Pero al hacerse con la certeza con el fin de perpetuarla, más que secuestrar un prefijo o un pronombre, la lógica escolástica provocó una inmensa burbuja conceptual, una definición rígida al espíritu humano, la que romperemos –los demás mortales- al alcanzar su comprensión, a fin llegar a un acuerdo, porque ésta es la marcha del pensamiento.

Ahora viene el momento de preguntarse, ¿cuándo se rompe la burbuja? Cuando se convierte en el otro, cuando se da la vuelta a si misma, y recibe de vuelta el movimiento que su rotación genera, la traslación -de la cual no somos conscientes- y el efecto de sus propias acciones o reacciones. Es un movimiento de adecuación, pues no todo depende de usted. Si fuera así, no hablaríamos de una realidad a la que ajustar la mente, ni de una mente a la que ajustar a la realidad. No tendríamos la necesidad de explicarnos nada plausiblemente. Pero vivimos en conjunto, y como dice Kitaro, en esencia somos un todo de expresión-perceptiva, actividad-pasividad.

“El acto de pensar y de la experiencia son idénticos. Aunque podamos ver aquí una relativa diferencia no hay una distinción absoluta entre ambos. No digo que el pensar sea algo meramente individual y subjetivo. La experiencia pura puede, según ya lo manifestamos, trascender la persona individual. Aunque pueda parecer extraño, la experiencia conoce el tiempo, el espacio y la persona individual y, por lo tanto, los transciende. Lo cierto es que no hay experiencia porque exista un indivíduo, sino que existe un individuo porque hay experiencia. La experiencia del individuo es simplemente un pequeño ámbito distintivo de la experiencia limitada en el seno de la verdadera experiencia.”[ii]

Nishida Kitaro no hace más que dibujar en palabras la experiencia del movimiento del Yin Yang. Eso se complementa con la idea de que usted es la tensión entre usted mismo y el mundo que es. Su proceso de inteligencia, el comportamiento de sus neuronas, adquieren, a saber, tres tipos básicos de comportamiento: excitación, inhibición, y cambio de patrón. Proceso muy semejante al evocado por la lógica sunyata. El movimiento de nuestros procesos sinápticos es el reflejo de nuestra observación, entendimiento, movimiento de adecuación, búsqueda de nuevos patrones, seleccionado a los nuevos fines, que, resultan ser los mismos principios actualizados, con nuevo impulso. Conocemos entonces nuestra negación, nuestra ignorancia.

Nuestra tarea intelectual no es más que poner a varios elementos experienciales de acuerdo. Y como tal entendimiento que pretende descripción, nos obliga a situarnos más allá del bien y del mal, para lograr una buena codificación en palabras, que de fuego al movimiento, vaga la redundancia, hacia su perfección. Hacia una verdad que no puede ser más que experimentada, y porque al ser experimentada se constituye como verdad. Es paradójica, puesto que afirma que niega y niega que afirma; cesa la exaltación, el dolor y el conflicto, pues encuentra y busca en su más íntimo una visión, un acuerdo, una efectiva descripción, es decir, Justicia.

Pero si considera la realidad como algo ajeno a usted, entonces tiene un grave problema. Primero porque se asume a sí mismo tan sólo como expresión externa, situándose siempre en una proyección de futuro-traumático; no olvidarse que es usted una esfera. Segundo, porque crea en sí mismo, otro espacio, dentro propio espacio-mental. Crea así una barrera, una burbuja en la burbuja. Y con mucha razón puede sentirse orgulloso de ser el propietario de esta dualidad de espacios, y responsable, asimismo, de la calidad que éste adquiere a lo largo de su vida.

Confiemos pues, que a la hora de hacer el trabajo intelectual de “memificar”, es decir, convertir este ángulo de visión de la realidad –del mundo- en unidad de información, hemos aprendido la lección, a fin de que nuestro cambio de patrón, de actitud, se transmita, pero que no cierre las puertas a nuestro futuro aprendizaje. No pretendemos un conocimiento definitivo en términos de discurso, pero sí que éste nos ayude a crear más discurso que compartan la visión del proceso de la experiencia de la conciencia, y de la conciencia de la experiencia. Misión de una traducción en palabras.

“Por lo general se piensa que las experiencias perceptivas son pasivas porque la actividad es completamente inconsciente, y el pensar es activo por que la actividad es completamente consciente. Pero, ¿podemos establecer una distinción tan clara? Cuando se desarrolla y opera libremente, el pensar también se basa casi por entero en la atención inconsciente. Contrariamente a lo que cabría pensar, el acto de pensar se hace consciente cuando está impedido de su progreso. Lo que hace progresar el pensar no es una actividad voluntaria, pues el pensar se desarrolla por su propia cuenta; sólo cuando nos desembarazamos del yo y nos fusionamos con el objeto de pensamiento o con el problema –cuando nos perdemos en ellos- se manifiesta la actividad pensante.”[iii]

Ver. ¿Qué pretensión habrá, más esencial que la visión, que compartamos todos los hablantes de todas las lenguas? Hablamos para digerir la visión, hablamos para construir la visión, para volver hablar. Aceptar la contradicción parece ser el mensaje. Entender la síntesis. Vivimos en una continua comprensión, ajuste de consciencia –aunque muchos incluso se olviden de que están vivos. ¿Qué manera, mas eficaz que las imágenes, deberíamos adoptar si no, para lograr un discurso que ayude a ver, que describa la visión?

Tenemos aquí, la buena excusa que nos brinda el pensamiento oriental, traducido en clave occidental, al braile. Contraste con la aprehensión palabras, y que con ello, asume todas las objeciones y contrastes de la lógica. Es el contraste nuestro proceso de codificación “interna” de la realidad. Nuestra manera de pensar occidental no está fuera de este juego de contraste con la visión oriental, con el pensamiento consciente, fruto de la acción-experiencial. Por eso los principales comentadores de Nishida, lo sitúan frecuentemente dentro y fuera de la dialéctica, al sentido de Hegel. Y no hay más que ver como nos construimos, en esta parte del globo, como los reyes de las teorías, y lo mucho que hemos valorado el empeño de deducir teoría de la teoría misma.

Proponemos pues, a la voz de Kitaro, una suerte de Fenomenología del presente –confiando en que este concepto sea una buena traducción, y que el lector se atreva a dar el paso a entrar de lleno en su propia experiencia vital, como método para vislumbrar otra percepción del tiempo, que juegue conscientemente con el optimismo o pesimismo de su espíritu. No la percepción del tiempo cronológico-conceptual, pero el tiempo de las esferas, en donde el movimiento de rotación y de traslación son realidad el mismo concepto. Para eso, es menester tener en cuenta que la regeneración conceptual es tarea fundamental de filosofía, y que ésta sólo es posible por la experiencia.

Abogamos, pues, por una “epojé visual”, es decir, de una experiencia integral del cuerpo, un poner en paréntesis las concepciones pasadas –los prejuícios, que engendrarán las concepciones futuras, que supondrán, con todo, la situación sentimental de este mismo cuerpo. Trataremos de superar nuestro ejercicio aeróbico de pasado-presente-futuro –tic, tac- por unos instantes, a fin de situarnos en donde realmente estamos.

En un lenguaje poético, trataremos de ser conscientes de la alquimia de la naturaleza, de que la luz provoca tinieblas, pues es motor del cambio, síntesis de tensión, acuerdo. Es usted una esfera porque lo que está a su límite le niega esencialmente, le niega materialmente, le niega físicamente. Su energía es luz que se actualiza de manera sistemática en la ignorancia. La esfera, al hallar la comprensión de la consciencia, da la vuelta a si misma, y “desaparece” como tal, cambia de polaridad, o como dice acertadamente Punset, "cambia de opinión" como todo lo material. Y la pregunta que Punset se plantea no nos es novedosa: "¿qué es lo que se muere cuando el cuerpo se muere?", ¿qué es eso que tenemos que resiste al cambio de opinión?

Uno podría preguntarse igualmente, en este punto, como teórico, cuál ha sido el momento, en la historia de las ideologías, en el que el ser humano se ha separado “visualmente” de su realidad la propia realidad, creando esta segunda burbuja denominada “ajeno”, similar una madre que se cuestiona en relación a los errores de sus genes. Pero, ¿acaso es más importante qué ser consciente del presente? Ese momento de pretensión de explicación teórica no tiene otra función que regenerarnos. La perfección “despierta” es el camino de nuestra mente, nuestra energía corporal. Hemos de añadir, como otra obviedad, que el concepto de mente es aquí tratado de manera holística, es decir, es inconcebible como “una parte”, sin su cuerpo.

Aspirar a un discurso que enseñe a “ver”, es algo más averiguar qué hay por detrás de éstas palabras, que buscar una colección de “intenciones”. E igualmente, sería una verdadera injusticia resumirlo en un mero palabrear de imágenes. Pretende sí aguzar el ego filosófico dentro de su propio germen, negándolo, y a la vez aceptando en su condición de crítica de afirmar dicha negación, convirtiéndose en mensaje, burbuja. Una unidad de información que propicia cambio. No hay pretensión mayor que la de cumplir con su objetivo, de abrir espacio a más discurso y más reflexión dentro de nuestro esquemas de certezas, de nuestra esfera intelectual occidental. Gozar del espacio de una Filosofía Universal.

No hay más que la de invitar al baile al simple teórico o cabeza-parlante, a superar “el error de Descartes”, a fundirse con su propia experiencia vital, fruto de su voluntad. Apelar sin miedo, a que cada uno de nosotros haga su propia actualización de conceptos, de manera consciente. Una filosofía experiencial, práctica, que pretende dar uso a la visión como método indispensable de la experiencia del cuerpo, que construye el presente, y que comprende “lo teórico” y el espacio en el presente absoluto.

¿Qué clase de hechos mentales son experiencia pura en este sentido? Por cierto nadie objetará que se incluyan aquí las sensaciones y las percepciones. Creo sin embargo que todos los fenómenos mentales se manifiestan en la forma de experiencia pura. En el fenómeno de la memoria, la conciencia pasada no se da directamente en nosotros, pues no intuimos el pasado; sentir algo como pasado es sentirlo en el presente. Un concepto abstracto nunca es algo que trascienda la experiencia, pues es una forma de conciencia presente. Así como un geómetra imagina un determinado triángulo y lo toma como representativo de todos los triángulos, el elemento representativo de un concepto abstracto no es más que un tipo de sentir en el presente. Y, si consideramos el llamado margen de la conciencia como un hecho de experiencia directa, hasta la conciencia varias relaciones entre hechos y experiencia es –lo mismo que la sensación y la percepción- un tipo de experiencia pura. Teniendo en cuenta estas observaciones, ¿cuál es el estado de los fenómenos del sentimiento y de la voluntad? Evidentemente, los sentimientos de placer y de displacer son conciencia presente; y la voluntad, aunque está orientada a una meta situada en el futuro, se siente siempre como un deseo en el presente”[iv].

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[i] KITARO, N., Indagación del bien, p. 53
[ii] Ibid, p. 59
[iii] Ibid, p. 53
[iv] Ibid, p. 42